sábado, 23 de noviembre de 2013

Los ojos del perro siberiano


Es terrible darse cuenta de que uno tiene algo cuando lo está perdiendo.
Eso es lo que me pasó a mí con mi hermano.
Mi hermano hubiese cumplido ayer 31 años, pero murió hace 5.
Se había ido de casa a los 18, yo tenía 5 años. Mi familia nunca le perdonó ninguna de las dos cosas, ni que se haya ido, ni que se haya muerto.
Esto, si no fuera terrible, hasta sería gracioso.
Pero no lo es, lamentablemente.
Perdonen si este párrafo es confuso. Quiero contar toda la historia esta noche. Mañana me voy.
Tal vez si logro repasar mi historia en voz alta, aunque sea una vez, me sienta más liviano en el momento de tomar el avión.
Pero no sé si podré.
         
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