Protegerla era su pasión
Aunque de noble cuna, Kate Campberll no teme tomar su espada. Cuando atacan los jinetes, se sumerge en la batalla... y la suerte le sonríe cuando un misterioso highlander la protege de un golpe mortal. Arrastrada a su semental, no tarda en descubrir que su salvador es el enemigo más odiado por su clan: Callum MacGregor, el hombre al que apodan El Demonio. Sin embargo, no puede ignorar su dolorosamente tierno contacto o el modo en que su feroz mirada la priva de aliento.
Poseerla sería un placer para él
Callum MacGregor ha segado la vida de muchos Campbell, pero jamás había salvado la de uno de ellos... hasta ahora. Hipnotizado por esta fogosa muchacha, desea tenerla a su lado, aunque ello signifique retenerla a costa de un rescate. Mientras sus dedos se deslizan por sus sensuales curvas y se enredan en su rebelde cabello, Callum se da cuenta de que Kate Campberll es el enemigo más peligroso de todos. Pues no puede hacerle el amor sin traicionar a sus hombres y su honor... y sin entregar su corazón para siempre.
Diestra con la espada y de ágil ingenio, la rebelde escocesa Claire Stuart no puede ser domada. Y nada puede impedirle rescatar a su querida hermana y salvarse ambas de un matrimonio concertado, ni siquiera el apuesto highlander que jura proteger a Claire. Su ardiente mirada y sus apasionados besos la llevan al borde de la rendición, pero ella no pertenece a ningún hombre...
Graham Grant tiene a todas las muchachas que puede desear. Pero jamás ha conocido a ninguna tan terca o bonita como Claire... ni a ninguna con unos planes tan desesperados y peligrosos. Al prestarle su ayuda podría traicionar su propio honor, su país y algo mucho más importante. Graham no puede reclamarla. Pero todo su ser le dice a gritos: tómala, hazla tuya, instrúyela en el placer y jamás la dejes ir.
Graham Grant tiene a todas las muchachas que puede desear. Pero jamás ha conocido a ninguna tan terca o bonita como Claire... ni a ninguna con unos planes tan desesperados y peligrosos. Al prestarle su ayuda podría traicionar su propio honor, su país y algo mucho más importante. Graham no puede reclamarla. Pero todo su ser le dice a gritos: tómala, hazla tuya, instrúyela en el placer y jamás la dejes ir.
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