En 1946, poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, miles de mujeres jóvenes surcaron los mares para reunirse con los hombres con quienes se casaron o se comprometieron cuando estos estaban destinados lejos de sus países. Uno de estos viajes se hizo en un portaaviones que regresaba a Inglaterra desde Australia; en él embarcaron 650 esposas junto a 1.100 oficiales y marineros. Las condiciones de alojamiento fueron muy duras y la convivencia, entre tantas penurias, dificilísima. Entre las pasajeras iban cuatro chicas llenas de ilusiones y también de miedos. Compartían camarote e historias de amor. En su país de acogida serían recibidas por hombres que casi no conocían, alguno de los cuales ni siquiera esperaba que su pareja fuera a hacer el viaje...
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